¡FELIZ NAVIDAD!




“No existe la Navidad ideal, solo la Navidad que usted decida crear como reflejo de sus valores, deseos, seres queridos y tradiciones”.

Bill McKibben

Cine: Red Social







Actividades periódicas - CI-NEL
La experiencia psicoanalítica: "La red social"
Intervención en la tertulia psicoanálisis, cine
Por Teresa Ferrer (España)

14 de julio de 2011

Hola buenas tardes a todos, hemos elegido esta película como preámbulo al ciclo que pensamos organizar en otoño, "la mujer en el cine", lo cuál quizás produzca extrañeza, ya que el mayor tiempo trata de hombres: las relaciones entre Mark Zuckerberg, Eduardo, los gemelos Winklevoss, el amigo de los gemelos y Sean Parker, siendo la presencia de las mujeres muy lateral y corta: Erika, y la abogada del final, así como la novia de Eduardo.

¿Por qué elegir la película que narra el más novedoso de los inventos actuales para el tema de la feminidad? Red social se llama, y en ella se plantea, tanto por la invención, como por la forma de hacer de Mark Zucker, una novedosa forma de "vínculo social", que como tal está basado en el amor, pero un amor determinado. Lo que es social, lo social, tiene como base de su construcción siempre el amor, el amor como vinculo entre hombres y mujeres, que son los componentes de la especie humana. Esto durante siglos ha permanecido con unas reglas precisas, pero ahora vivimos tiempos de cambio, tiempos que los sociólogos llaman "líquidos" a diferencia de los tiempos anteriores "sólidos", por la pregnancia que antaño había de los ideales, las identidades, las demandas, la identificación etc., y que ahora no se encuentran ya, pues este tiempo que nos toca, se caracteriza, no creo que por una desaparición del ideal, sino por un cambio en cuanto al contenido del mismo. Estamos asistiendo a un auge de los valores femeninos, frente a los masculinos que acamparon en toda la era anterior, la comprensión, el cuidado, la escucha, la intuición, se instalan en el lugar de la valentía, el heroísmo, el sacrificio, la gloria. Vivimos en una sociedad dónde la posición masculina, deja paso a la nueva corriente dominante: la femenina, una aspiración hacia la feminidad se abre paso en el mundo.

Y esto es muy raro, pues siempre la humanidad ha vivido bajo la égida de la masculinidad, teniendo como Tabú, lo femenino, lo diré ya por su nombre, teniendo como tabú: el goce femenino. Pero lo que está ocurriendo, no voy a entrar en la exposición de sus causas, produce en efecto (pues hay gente que no está de acuerdo), un cierto número de fundamentalistas, que quieren restablecer la aspiración al orden androcéntrico del que grandes religiones de la humanidad dan un esplendido ejemplo; lo que les enerva especialmente. Hay causas sociales, históricas, todo lo que se quiera, invenciones a las que estamos asistiendo, en las que el fenómeno más profundo es la aspiración contemporánea a la feminidad. Y las resistencias y el desorden, el delirio y la rabia en la que esto sume a los paladines del orden androcentrico, asistiendo a las grandes fracturas entre el viejo orden, y el orden nuevo, se descifra, como el orden viril reculando ante la feminidad y bueno no hay que extrañarse pues ella formula en primera instancia: un niño, es aún mejor que el órgano del hombre, y una vez introducido el amor maternal comienza todo, la familia, la sociedad... esto en primera instancia. Lo que unido a que se opone por la misma lógica al sistema de prohibición-trasgresión propio del falo, hace que se desaten grandes y fuertes ataques y arrebatos. Ese estar fuera del falo contraría al sistema de prohibición-trasgresión impuesto por el hombre desde los albores de la historia. Es lo que se está asentando en el mundo, produciendo una muy violenta repulsa: Facebook, el goce femenino.
El estudio del goce femenino es uno de los temas princeps del psicoanálisis. No es como se pudiera pensar un goce distinto al goce masculino, lo que produciría un binarismo: la mujer el goce femenino, el hombre el masculino, se les compara y son complementarios. No, la gran brillantez del goce llamado femenino, es la forma que tienen verdadera de gozar los humanos, tanto el hombre como la mujer, y es por eso que hemos escogido esta película en la cual podemos observarlo plenamente: la red social.

La película comienza con una interpretación de una mujer hacia Mark, Erica, le interpreta de la forma más clásica que pueda haber, por lo que le da una significación que sugiere una patología psiquiátrica en el personaje de Mark que nos influirá mucho durante todo el film, llevándonos a considerarlo del lado asocial, excluido, raro, pero insisto "enmarcado" en una patología de la psiquiatría actual. Nada más falso, pues vemos a Mark relacionarse perfectamente con sus amigos, y sus proyectos, si bien es cierto que no presenta un gusto por lo fálico social, no frecuenta las fiestas, ni reuniones, ni grupos dónde el falo brilla, y en cambio busca, un "crea", una nueva forma de relación social que no pasa por el brillo fálico, ni sus prohibiciones, selecciones, trasgresiones etc... Esa posición la vemos en Eduardo, que se mueve más bien mal, pero se mueve, en la lógica fálica, la vemos también en los gemelos cuya demanda judicial responde a la rabia de que no haya creado un sistema falocentrico como ellos querían, y a lo que Mark muy acertadamente responde, "si hubieran querido crear facebook lo hubieran hecho". Mark inventa un vinculo basado en la forma de operar de la feminidad, que no atiende a prohibiciones, ni trasgresiones, pero al igual que les pasaba antaño, bueno ¿ahora no? a las mujeres, no es hasta el final del film que nos libramos de la interpretación de loco que le pone Erika, y lo hacemos tras la interpretación de otra mujer, la abogada. Decir que Erika se presenta en posición masculina y la abogada no, es obvio.

Pero a pesar de que Eduardo y los gemelos están en posición querellante contra la feminidad, el personaje de Sean Parker, el inventor de Napster, es el que mejor refleja de lo que se trata: toda sus historia y de forma épica está basada en la trasgresión, su lógica amorosa responde a la llamada fálica, él brilla. Sean Parker envestido de todos los atributos del "hombre" antiguo, guapo, narcisista, embaucador, pendón, don Juan, vicioso etc... destaca y hace patente aún mas, la sutil figura de Mark que encarna y hace posible el uso del "acontecimiento" femenino: la más exquisita y sutil entrega en el amor...

Y vemos el resultado que está produciendo en el mundo...






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INDIGNADOS: la voz de los ciudadanos



"Especuláis con nuestras vidas" rezaba una pancarta desplegada ante la torre del BCE en Fráncfort, el 15 de octubre de 2011.
AFP

Los movimientos de indignados que proliferan en todo el mundo representan una nueva vía de participación política. Esta forma no organizada exige a las instituciones como los partidos políticos o los sindicatos un diálogo permanente que pone en entredicho su autoridad.

A primera vista, se trataba de una manifestación como cualquier otra, una marcha de protesta clásica en la vía pública. El sábado 15 octubre, en todo el mundo, la gente respondió a la llamada de los “indignados”, que invitaban a la población a tomar las calles. En Fráncfort, varios miles de ciudadanos se reunieron y caminaron hacia el barrio financiero, hasta el edificio del Banco Central Europeo (BCE). La marcha comenzó y acabó con las declaraciones habituales. Pero el interés de esta jornada era otro.

Lo que se gestaba en Internet se manifestó en la calle. Se vieron muchas parejas, en particular gente de cierta edad. Si los partidos políticos estaban poco representados, los sindicatos estaban directamente ausentes. Eran pocos los grupos de más de cinco personas. Esta manifestación agrupaba a personas que habían optado por salir de una sociedad anónima para acceder a una comunidad integrada por desconocidos.

Sus motivaciones parecían diversas. Un persona de edad avanzada comentaba su temor a la guerra. Un grupo de jóvenes se negaba rotundamente a quitarse las máscaras inspiradas en el personaje de V de Vendetta. En las filas de manifestantes, se encontraba tanto gente de broma como ciudadanos que cumplían seriamente una misión. Resulta difícil determinar el perfil y las reivindicaciones de los indignados. Pero esta pregunta quizás no es la que más importe. Hay otras dos que sin duda tienen más peso: ¿cómo ha surgido esta forma de protesta? ¿Y cómo puede aprovechar la sociedad su potencial?

En este movimiento, la protesta en la vía pública ya no es un medio para apoyar la lucha de un sindicato o de un partido político. Son los ciudadanos mismos los que se representan.La protesta se dirige contra las instituciones, pero ellos tienen buen cuidado para no institucionalizarse.Cada uno toma la iniciativa individual de manifestarse y, con este acto de protesta, entra en una comunidad.

El presidente estadounidense Barack Obama, que siempre reaccionó a las reivindicaciones políticas de los ciudadanos planteando la misma pregunta, "Where is the movement?" [¿Dónde está el movimiento?], se enfrenta hoy a una corriente que no reúne reivindicaciones comunes. El proceso tradicional de protesta se ha invertido.Este diagnóstico,realizado hace quince días por el catedrático de periodismo estadounidense Jeff Jarvis a propósito del movimiento neoyorquino, también se puede aplicar a Alemania: en este caso nos encontramos ante una "revolución mediante hashtag". La expresión es una hipérbole, porque el movimiento no es una revolución. Aunque muestre una mutación estructural interesante.

Un debate continuo
El hashtag [palabra o frase que comienza por “#”], utilizado en las redes sociales para clasificar por temas las noticias y los comentarios, se ha convertido en un eficaz modo de coordinar la comunicación y debilita otra lógica centralizadora hasta ahora en vigor: la autoridad del autor. Se discuten cuestiones de fondo, o mejor aún: se asocia cada vez con más frecuencia al ciudadano, allí donde aparece el hashtag correspondiente, sin depender de los medios de comunicación dominantes.

De momento, la función del hashtag en el debate público parece aún limitado. Pero la innovación suscita interés en Alemania, sobre todo entre los partidos oficiales. Los programas políticos, desprovistos desde hace tiempo de sentido, actualizados en función de los plazos electorales e ideados para que sean válidos a medio plazo, deberían perder la poca credibilidad que les queda. En su lugar surgen nuevas formas de comunicación entre la política y la opinión, basadas en el debate continuo.

Llevando el análisis un poco más lejos, podría decirse que el movimiento de los indignados no es una revuelta como las que suelen verse, sino el rostro de una nueva forma de implicación política. Si bien esta participación ciudadana se orienta aún hacia formas de acción conocidas, se basa en mecanismos totalmente nuevos. Representa ya un potencial de movilización considerable. Y se distingue sobre todo por un aspecto: triunfa ante el desencanto que se siente con respecto a la política.

http://www.presseurop.eu//es/content/article/1070311-la-voz-de-los-ciudadanos

¿Qué es lo contemporáneo?








- Giorgio Agamben

La pregunta que quisiera apuntar al comienzo de este [texto] es: “¿De quién y de qué somos contemporáneos? Y, ante todo, ¿qué significa ser contemporáneos?” Una primera y provisoria indicación para orientar nuestra búsqueda hacia una respuesta nos llega de Nietzsche. Justamente en uno de sus cursos en el Collège de France, Roland Barthes la resume de esta manera: “Lo contemporáneo es lo intempestivo”. En 1874, Friedrich Nietzsche, un joven filósofo que había trabajado hasta ese momento con textos griegos y dos años antes había alcanzado una inesperada fama con El nacimiento de la tragedia, publica las Unzeitgemässe Betrachtungen, las “Consideraciones intempestivas”, con las que quiere hacer las cuentas con su tiempo, tomar posición con respecto al presente. “Esta consideración es intempestiva”, así se lee al principio de la segunda “Consideración”, pues trata de “entender como un mal, un inconveniente y un defecto algo de lo que la época está orgullosa, es decir, su cultura histórica, pues yo pienso que todos somos devorados por la fiebre de la historia pero por lo menos tendríamos que darnos cuenta”. Nietzsche coloca su pretensión de “actualidad”, “su contemporaneidad” con respecto al presente, dentro de una falta de conexión, en un desfase. Pertenece verdaderamente a su tiempo, es realmente contemporáneo aquel que no coincide perfectamente con él ni se adapta a sus pretensiones, y es por ello, en este sentido, no actual; pero, justamente por ello, justamente a través de esta diferencia y de este anacronismo, él es capaz más que los demás de percibir y entender su tiempo.

Esta falta de coincidencia, este intervalo no significa, obviamente, que contemporáneo sea aquel que vive en otro tiempo, un nostálgico que está mejor en la Atenas de Pericles o en el París de Robespierre y del marqués de Sade que en la ciudad o en el tiempo en el que le tocó vivir. Un hombre inteligente puede odiar su tiempo, pero de todas maneras sabe que pertenece a él irrevocablemente, sabe que no puede huir a su tiempo.

La contemporaneidad es esa relación singular con el propio tiempo, que se adhiere a él pero, a la vez, toma distancia de éste; más específicamente, ella es esa relación con el tiempo que se adhiere a él a través de un desfase y un anacronismo. Aquellos que coinciden completamente con la época, que concuerdan en cualquier punto con ella, no son contemporáneos pues, justamente por ello, no logran verla, no pueden mantener fija la mirada sobre ella.

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En 1923, Osip Mandelštam escribe una poesía que titula “El siglo” (aunque la palabra rusa vek significa también “época”). Ella contiene no una reflexión sobre el siglo, sino sobre la relación entre el poeta y su tiempo, es decir, sobre la contemporaneidad. No el “siglo”, sino, según las palabras que abren el primer verso, “mi siglo” (vek moi):

Siglo mío, mi bestia, ¿quién podrá/ mirarte a los ojos/ y unir con su sangre/ las vértebras de dos siglos?

El poeta, quien tenía que pagar su contemporaneidad con la vida, es aquel que debe tener fija la mirada en los ojos de su siglo-bestia, unir con su sangre la espalda despedazada de su tiempo. Los dos siglos, los dos tiempos no son solamente, como fue sugerido, el siglo XIX y el XX, sino también, y ante todo el tiempo de la vida del individuo (recuerden que la palabra latina saeculum significa en sus orígenes el tiempo de la vida) y el tiempo histórico colectivo, que llamamos, en este caso, el siglo XX, cuya espalda —aprendemos en la última estrofa de la poesía— está despedazada. El poeta, en cuanto contemporáneo, representa esta fractura, es lo que impide al tiempo formarse y, a la vez, la sangre que debe suturar la ruptura. El paralelismo entre el tiempo —y las vértebras— de la criatura y el tiempo —y las vértebras— del siglo constituye uno de los temas esenciales de la poesía:

Hasta que vive la criatura/ debe llevar sus propias vértebras,/ los flujos bromean/ con la invisible columna vertebral./ Como tierno, infantil cartílago/ es el siglo neonato de la tierra.

El otro gran tema —también éste, como el anterior, una imagen de la contemporaneidad— es el de las vértebras despedazadas del siglo y de su unión, que es obra del individuo (en este caso, del poeta):

Para liberar al siglo de las cadenas/ para dar inicio al nuevo mundo/ se necesita reunir con la flauta/ las rodillas nudosas de los días.

Se puede probar con la siguiente estrofa, la que cierra el poema, que se trata de una labor irrealizable —o, incluso paradójica—. No sólo la época-bestia tiene las vértebras despedazadas, sino también vek, el siglo que apenas nació, con un gesto imposible para quien tiene la espalda rota, quiere voltearse hacia atrás, contemplar las propias huellas y, de este modo, muestra su rostro demente:

Pero está despedazada tu columna/ mi estupendo y pobre siglo./ Con una sonrisa insensata/ como un bestia alguna vez flexible/ te volteas hacia atrás, débil y cruel/ a contemplar tus huellas.

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El poeta —el contemporáneo— debe tener fija la mirada en su tiempo. ¿Pero qué es lo que ve quien observa su tiempo, la sonrisa demente de su siglo? En este punto quisiera proponerles una segunda definición de la contemporaneidad: contemporáneo es aquel que tiene la mirada fija en su tiempo, para percibir no la luz sino la oscuridad. Todos los tiempos son, para quien experimenta la contemporaneidad, oscuros. Contemporáneo es, justamente, aquel que sabe ver esta oscuridad, y que es capaz de escribir mojando la pluma en las tinieblas del presente. ¿Pero qué significa “ver las tinieblas”, “percibir la oscuridad”?

Una primera respuesta nos la sugiere la neurofisiología de la visión. ¿Qué nos pasa cuando nos encontramos en un ambiente en el que no hay luz, o cuando cerramos los ojos? ¿Qué es la oscuridad que vemos en ese momento? Los neurofisiólogos nos dicen que la ausencia de luz desinhibe una serie de células periféricas de la retina, llamadas justamente off-cells, que entran en actividad y producen esa particular especie de visión que llamamos oscuridad. Por lo tanto, la oscuridad no es un concepto exclusivo, la simple ausencia de luz, algo como una no-visión, sino el resultado de la actividad de las off-cells, un producto de nuestra retina. Esto significa, si regresamos ahora a nuestra tesis sobre la oscuridad de la contemporaneidad, que percibir esta oscuridad no es una forma de inercia o de pasividad, sino implica una actividad y una habilidad particular, que, en nuestro caso, corresponden a neutralizar las luces que provienen de la época para descubrir sus tinieblas, su oscuridad especial, que, sin embargo, no se puede separar de esas luces.

Puede decirse contemporáneo sólo aquel que no se deja cegar por las luces del siglo y que logra distinguir en ellas la parte de la sombra, su íntima oscuridad. Sin embargo, con todo ello, no hemos logrado todavía responder a nuestra pregunta. ¿Por qué el lograr percibir las tinieblas que provienen de la época tendría que interesarnos? ¿No es quizá la oscuridad una experiencia anónima y por definición impenetrable, algo que no está dirigido a nosotros y que no puede, por eso mismo, correspondernos? Al contrario, el contemporáneo es aquel que percibe la oscuridad de su tiempo como algo que le corresponde y no deja de interpelarlo, algo que, más que otra luz se dirige directa y especialmente a él. Contemporáneo es aquel que recibe en pleno rostro el haz de tinieblas que proviene de su tiempo.

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En el firmamento que observamos en la noche, las estrellas resplandecen rodeadas por una espesa oscuridad. Dado que en el universo hay un número infinito de galaxias y de cuerpos luminosos, la oscuridad que vemos en el cielo es algo que, según los expertos, necesita de una explicación. Es justamente de la explicación que la astrofísica contemporánea da de esta oscuridad de lo que quisiera hablarles en este momento. En el universo en expansión, las galaxias más remotas se alejan de nosotros a una velocidad tan fuerte que su luz no logra alcanzarnos. Lo que percibimos como la oscuridad del cielo, es esta luz que viaja a una gran velocidad hacia nosotros y, sin embargo, no puede alcanzarnos pues las galaxias de las que proviene se alejan a una velocidad superior a la de la luz.

Percibir en la oscuridad del presente esta luz que trata de alcanzarnos y no puede hacerlo, esto significa ser contemporáneos. Por ello los contemporáneos son raros. Y por eso, ser contemporáneos es, ante todo, una cuestión de valor: pues significa ser capaces no sólo de tener la mirada fija en la oscuridad de la época, sino incluso percibir en esa oscuridad una luz que, dirigida hacia nosotros, se aleja infinitamente. Es decir, una cosa más: ser puntuales a una cita a la que sólo se puede faltar.

Es por ello que el presente que percibe la contemporaneidad tiene las vértebras rotas. En efecto, nuestro tiempo, el presente no es solamente el más lejano: no puede de ninguna manera alcanzarnos. Su espalda está despedazada y nosotros nos mantenemos exactamente en el punto de la fractura. A pesar de todo, por esto somos contemporáneos a él. Entiendan bien que la cita que está en cuestión con la contemporaneidad no tiene lugar sólo en el tiempo cronológico: está en el tiempo cronológico, algo que es necesario y que lo transforma. Y esta urgencia es la inconveniencia, el anacronismo que nos permite comprender nuestro tiempo en la forma de un “demasiado pronto”, que es también un “demasiado tarde”, de un “ya” que es, incluso, un “no aún”. Y, al mismo tiempo, reconocer en las tinieblas del presente la luz que, sin que jamás pueda alcanzarnos, está perennemente en viaje hacia nosotros.

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La contemporaneidad se inscribe en el presente y lo marca, ante todo, como arcaico, y sólo quien percibe en lo más moderno y reciente los indicios y las marcas de lo arcaico puede ser contemporáneo. Arcaico significa: cercano al arké, es decir, al origen. Pero el origen no está situado sólo en un pasado cronológico, él es contemporáneo al devenir histórico y no cesa de actuar en éste, de la misma manera que el embrión sigue actuando en los tejidos del organismo maduro y el niño en la vida psíquica del adulto. La división y, al mismo tiempo, la cercanía, que definen la contemporaneidad tienen su fundamento en esta cercanía con el origen, que en ningún punto late con tanta fuerza como en el presente. Quien ha visto por primera vez, llegando al amanecer por mar, los rascacielos de Nueva York, rápidamente percibe esta facies arcaica del presente, esta proximidad con las ruinas cuyas imágenes atemporales del 11 de septiembre hicieron evidentes a todos.

Los historiadores de la literatura y del arte saben que entre lo arcaico y lo moderno hay una cita secreta, y no sólo porque, justamente, las formas más arcaicas parecen ejercer sobre el presente una fascinación particular, sino más bien porque la llave de lo moderno está escondida en lo inmemorial y en lo prehistórico. Así el mundo antiguo, al llegar a su fin, se vuelve, para reencontrarse, con sus inicios; la vanguardia, que se perdió en el tiempo, persigue lo primitivo y lo arcaico. Es en este sentido que se puede decir que la vía de entrada al presente tiene necesariamente la forma de una arqueología. Que, sin embargo, no retrocede a un pasado remoto, sino a lo que en el presente no podemos vivir de ninguna manera, y al permanecer sin vivir, es incesantemente absorbido, hacia el origen, sin que se pueda alcanzar jamás. Dado que el presente no es otra cosa más que lo no-vivido de todo lo vivido y lo que impide el acceso al presente es justamente la masa de lo que, por alguna razón (su carácter traumático, su demasiada cercanía), no logramos vivir en él. El cuidado puesto a esto no-vivido es la vida del contemporáneo. Y ser contemporáneos significa, en este sentido, regresar a un presente en el que nunca hemos estado.

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Aquellos que han intentado reflexionar sobre la contemporaneidad, lo pudieron hacer sólo con la condición de dividirla en varios tiempos, de introducir en el tiempo una des-homogeneidad esencial. Quien puede decir: “mi tiempo” divide al tiempo, inscribe en él una cesura y una discontinuidad: y, sin embargo, justamente a través de esta cesura, de esta interpolación del presente en la homogeneidad inerte del tiempo lineal, el contemporáneo pone en obra una relación especial entre los tiempos. Si, como vimos, es el contemporáneo el que despedazó las vértebras de su tiempo (o, más bien, percibió la falla, o el punto de ruptura). Él hace de esta fractura el lugar de una cita y de un encuentro entre los tiempos y las generaciones. Nada más ejemplar, en este sentido, que el gesto de Pablo, en el momento en el que lleva a cabo y anuncia a sus hermanos la contemporaneidad por excelencia: el tiempo mesiánico: el ser contemporáneos del Mesías, y que llama justamente el “tiempo-de ahora” (ho nyn cairos). No sólo este tiempo es cronológicamente indeterminado (la parusía, el regreso de Cristo, que señala el fin, es verdadero y está cercano, pero es incalculable) sino que él tiene la singular capacidad de poner en relación consigo mismo cada instante del pasado, de hacer de cada momento o episodio de la narración bíblica una profecía o una prefiguración (typos es el término que Pablo prefiere) del presente (así Adán, a través del cual la humanidad recibió la muerte y el pecado, es “tipo” o figura del Mesías, que lleva a los hombres hacia la redención y hacia la vida).

Esto significa que el contemporáneo no es sólo aquel que, percibiendo la oscuridad del presente, comprende la luz incierta; es también aquel que, dividiendo e interpolando el tiempo, es capaz de transformarlo y de ponerlo en relación con los demás tiempos, de leer de forma inédita la historia, de “citarla” según una necesidad que no proviene de ninguna manera de su arbitrio sino de una exigencia a la que él no puede responder. Es como si esa invisible luz que es la oscuridad del presente proyectara su sombra sobre el pasado y éste, tocado por este haz de sombra, adquiriera la capacidad de responder a las tinieblas del presente. Algo más o menos semejante debía tener en mente Michael Foucault cuando escribía que sus investigaciones históricas sobre el pasado son solamente la sombra de su interrogación teórica del presente. Y W. Benjamin, cuando escribía que el índice histórico contenido en las imágenes del pasado muestra que ellas alcanzarán su legibilidad sólo en un determinado momento de su historia. Es de nuestra capacidad de escuchar esa exigencia y esa sombra, de ser contemporáneos no sólo de nuestro siglo y del “presente” sino también de sus figuras en los textos y en los documentos del pasado, que dependerán el éxito o fracaso de nuestro seminario.


*Este texto, inédito en español, fue leído en el curso de Filosofía Teorética que se llevó a cabo en la Facultad de Artes y Diseño de Venecia entre 2006 y 2007.

* Traducción: Verónica Nájera


Homo sacer fue la trilogía con la que el pensador italiano se colocó en un lugar prominente de la filosofía política contemporánea, aunque en su obra también confluyen ensayos sobre literatura, lingüística, derecho, teología, estética y metafísica. Alumno de Martin Heidegger entre 1966 y 1968, Giorgio Agamben (Roma, 1942) dirigió la edición italiana de las Obras completas de Walter Benjamin, y desde 2003 es profesor de estética en la Università de Venecia. Sus títulos más recientes son El reino y la gloria (2007) y Signatura rerum. Sobre el método (2008), en los que extiende el análisis de la soberanía política hacia las cuestiones económicas y gubernamentales.

http://salonkritik.net/08-09/2008/12/que_es_lo_contemporaneo_giorgi.php

Los indígenas aislados de Perú








Los indígenas aislados
Corren peligro de extinción por las enfermedades y la pérdida de sus tierras

En las profundidades de la selva amazónica, en Perú, viven pueblos indígenas que no han tenido contacto con el mundo exterior.

Los trabajadores de las petroleras y los madereros ilegales invaden sus tierras y propagan enfermedades. Los indígenas no sobrevivirán si no se pone fin a esta situación.


http://www.survival.es/indigenas/aisladosperu

Del amor eterno a un amor sin límites




Entrevista a Jorge Chamorro
Entrevista: Del amor eterno a un amor sin límites, un tratamiento posible para la pareja
por Viviana Berger
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V: "Quizás esperan oír de mí lamentos de lo mucho que se sufre viviendo con un hombre como Diego, pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr" – decía sobre un muro del Museo de Frida Kahlo. - Llamó mucho mi atención la metáfora de la pareja para Frida. Una especie de "buen" acomodamiento, que permite sortear la dimensión conflictiva y de sufrimiento con la que puede toparse una relación.
- Ud. mencionaba en su artículo: "amar con el síntoma o amar con el alma…", ¿podría ampliarnos un poco esta idea?

JCH: En la medida que no hay una complementación natural de los sexos toda articulación es sintomática. ¿Qué significa esto? Que son formas especiales de cada pareja y de cada sujeto. Esto propone como idea que hay particularidades que combinan y otras que no. En este sentido es clara la metáfora del río; se tienen que encontrar un "río" que corra y "márgenes" que tengan el gusto de dejar correr. Pero no todas las "márgenes" soportan, combinan con "ríos" que corren, ni siquiera combinan con ríos, sino que por ejemplo, se acomodan a "ombúes". Uno se puede preguntar cómo hicieron para alguna vez combinar. Es muy sencillo, "las buenas razones" muchas veces transgreden las particularidades y fuerzan relaciones que nunca debieron existir. También puede ocurrir que las satisfacciones de los 20 años no sean las de los 50 y que se produzcan desencuentros... ¿Por qué habrá que aclarar estas cosas que son obvias? A nadie se le ocurre preguntarse por qué no puede usar la ropa de los 20 a los 60. Porque la pareja de nuestros tiempos encierra un ideal de inmortalidad. Es por esto que alguien pueda decir "He fracasado. Viví con una mujer 30 años, tuve 5 hijos y ahora me separé"... Por eso "el amor para siempre", o "hasta que la muerte nos separe" es algo que está inscripto en nuestra cultura, de una forma que no siempre fue. Jean Paul Sartre, escribió una pequeña obra, La suerte está echada... donde las cosas continuaban después de la muerte.

V: Es habitual recibir llamados del tipo: "¿Ud. atiende parejas? Estoy buscando un especialista en temas de pareja". ¿Qué puede hacer un psicoanalista frente a esta demanda?

JCH: Un psicoanalista en primera instancia no cree que exista un inconsciente colectivo. Freud se planteó este tema en el Porvenir de una ilusión y lo descartó. La suposición de un inconsciente colectivo aparece cuando una pareja se expresa en términos de "nosotros". El primer paso es desarticular ese "nosotros". A quien dice "nosotros", hay que preguntarle quién lo dice o lo dijo. Es decir, forzamos el pasaje del plural al uno. Segundo, cada sujeto entonces queda remitido a su propio discurso. Por lo tanto a sus fantasmas, síntomas…No hay otra forma para realizar este recorrido que atender al discurso pronunciado efectivamente y ese siempre tiene "un" sujeto en su enunciación.

V: Sería muy interesante si pudiera comentarnos respecto de esa fórmula lacaniana que dice que la mujer es el síntoma del hombre y esa otra, respecto de que para la mujer, un hombre puede ser un estrago.

JCH: La mujer es síntoma del hombre, en la medida en que le cree. Clínicamente se registra cuando un hombre cita constantemente a su mujer. Esto es solidario del estrago - si le creo, y eso se combina con cierto tipo de mujer, - el daño es inexorable. Ese tipo de mujer, es la histérica que "es" ella el hombre y por lo tanto registra metódicamente la falta en el partenaire masculino. Esto se combina mejor cuando ella necesita construir al hombre y en esa medida permite el desarrollo del creyente.
Lo que llamamos el Otro así con mayúscula, es una creación del neurótico. El neurótico necesita ese Otro, necesita creer en él, en la medida que el neurótico es un sujeto indeterminado. Su determinación le viene de afuera, vía el reconocimiento, el amor, el deseo.

V: Si el análisis opera sobre el goce sintomático de los sujetos; entonces, también, quizás, por añadidura, el análisis influirá en la relación con el partenaire de la realidad que encarna el objeto para ese sujeto. Hay un cierto prejuicio, "si va al analista, seguro que se separa". ¿El análisis, ensancha la capacidad de amar del sujeto o amenaza los matrimonios de los analizantes?

JCH: Nada que ver….puede ocurrir pero esto no es inexorable. Los síntomas de uno y del otro complican a veces a una pareja, oscurecen el amor, el deseo. Cuando son despejados, levantados, y/o cada uno es remitido a su propio síntoma, el efecto puede ser diverso. Si la pareja tenía solamente como conexión, las peleas, los celos, el desprecio, en ese caso queda un vacío que conducirá a la separación. Pero a veces no es así, la conexión profunda de la pareja está interferida por los celos de uno de ellos, por ejemplo. Levantado ese síntoma o bien desalojado de la pareja, ésta se renueva. Algunas veces es necesario consumar la separación para hacer posible el renacimiento del vínculo. Freud ubicaba dentro de los efectos benéficos del análisis el desarrollo de la capacidad de amar y trabajar. Lacan habla de un amor sin límites, que esencialmente es un amor no condicionado por el Otro… esto significa esencialmente que el amor no está sometido a pruebas de su existencia constantemente. Una cosa es el amor, y otra las pruebas de amor; éstas se agotan en el mismo acto en que se dan. Están sometidas a una demanda infinita.


Fuente:
http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/varite/edicion/Problemas-de-pareja/350/Entrevista-Del-amor-eterno-a-un-amor-sin-limites-un-tratamiento-posible-para-la-pareja

Centenario del nacimiento de Jose María Arguedas

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José María Arguedas Altamirano (n. Andahuaylas, 18 de enero de 1911 - m. Lima, 2 de diciembre de 1969), fue un escritor, antropólogo y etnólogo peruano. Como escritor es autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la corriente indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegría y Manuel Scorza. Introdujo en la literatura indigenista una visión interior más rica e incisiva. La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión.

Su labor como antropólogo e investigador social no ha sido muy difundida, pese a su importancia y a la influencia que tuvo en su trabajo literario. Se debe destacar su estudio sobre el folclore peruano, en particular de la música andina; al respecto tuvo un contacto estrechísimo con cantantes, músicos, danzantes de tijeras y diversos bailarines de todas las regiones del Perú. Su contribución a la revalorización del arte indígena, reflejada especialmente en el huayno y la danza, ha sido muy importante.

Fue además traductor y difusor de la literatura quechua, antigua y moderna, ocupaciones todas que compartió con sus cargos de funcionario público y maestro.

Novelas y cuentos

Aunque no fue diestro en el manejo de las técnicas narrativas modernas, su literatura (basada especialmente en las descripciones) supo comunicar con gran intensidad la esencia de la cultura y el paisaje andinos. A continuación, una lista de sus creaciones literarias en prosa:

1935 - Agua. Colección de cuentos integrada por: Agua, Los escoleros y Warma kuyay. Segundo premio en el concurso internacional promovido por la Revista Americana de Buenos Aires. Traducida al ruso, alemán, francés e inglés por La Literatura Internacional, de Moscú.
1941 - Yawar Fiesta. Novela. Revisada en 1958.
1953 - La muerte de los hermanos Arango. Cuento. Primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento en México.
1954 - Diamantes y pedernales. Novela.
1958 - Los ríos profundos. Novela. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. Fue reeditada en 1978 por la Biblioteca Ayacucho de Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa.
1961 - El Sexto. Novela. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1962.
1962 - La agonía de Rasu Ñiti. Cuento.
1964 - Todas las sangres. Novela.
1965 - El sueño del pongo. Cuento.
1967 - Amor mundo y todos los cuentos. Libro de cuentos.
1971 - El zorro de arriba y el zorro de abajo. Novela que dejó inconclusa y que fue publicada póstumamente. En sus páginas traza una explicación de la crisis que lo llevó al suicidio.
1973 - Cuentos olvidados. Compilación póstuma de cuentos.

Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Arguedas



... Pero el centenario de su nacimiento no debería ser ocasión únicamente para expiaciones. Debe ser, ante todo, una celebración, el recuerdo de que su obra y su vida se fundaban en una apuesta primordial: que la cultura de los Andes -imbuida de amor a la naturaleza, moral y estéticamente superior a quienes la sojuzgaban- era capaz de salvar a la humanidad contemporánea presa de un progreso avaro e insensato que se erige sobre la explotación de la tierra y de nuestros semejantes, la apuesta todavía vigente de que hay otra humanidad posible...

http://kolumnaokupa.lamula.pe/2011/01/23/confesiones-culposas-de-ariel-dorfman-sobre-arguedas/

Mejor, no “vivir a pleno”



Por Sergio Zabalza *

“Quiero disfrutar cada momento, que cada instante tenga una intensidad especial, quiero ser libre, vivir a pleno.” Así decía una persona que se sentía muy exigida por el entorno, los ideales familiares, el trabajo, las obligaciones sociales, sus relaciones. Le llevó tiempo descubrir que estas pretensiones de vida plena y total no eran más que la nueva y remozada versión de aquella exigencia que la atormentaba. “Vivir a pleno” es una frase que suena tan bella, tan vital, juvenil, seductora... vendedora. Pero suele acarrear frustración, desencanto y desconsuelo. Porque hay que estar a mil, siempre al palo. Se trata de una actitud que promete seducción, éxito o poder a un costo muy alto.

En efecto, este vivir a pleno está teñido de una impronta consumista, es una aspiración que no escapa a la lógica de utilidad que gobierna el mundo de los negocios, del yugo y los afanes cotidianos.

Miguel Mascialino, experto en etimología, recuerda que, en latín negotium es la negación del ocio y remite a dificultad. Ese “vivir a pleno” está más cerca del negocio que del ocio. Al respecto, Lacan se divertía comentando las paradojas del principio del placer a propósito del alienante trabajo de hacer colas para “disfrutar” durante las vacaciones.

El síntoma participa de esta pérfida lógica binaria: “Tengo miedo de que si me ausento un par de semanas, bajen las ventas del periódico; pero tengo hasta más miedo de que, a pesar de mi ausencia, las ventas no bajen”, cita Slavoj Zizek (El sublime objeto de la ideología) a propósito de un famoso chiste sobre el jefe de redacción de uno de los periódicos de Hearst: a pesar de que Hearst trataba de persuadirlo, él no quería hacer uso de sus días de descanso tan merecidos... Y agrega Zizek: “Esta es la paradoja del concepto psicoanalítico de síntoma: el síntoma es un elemento adherido a uno como una especie de parásito y ‘echa a perder el juego’, pero, si lo eliminamos, las cosas se ponen aún peor: perdemos todo lo que tenemos, incluso el resto que estaba amenazado, pero no destruido, por el síntoma”.

Ahora bien, hay otra forma de entender el placer de estar vivo: “Celebración es una palabra que explícitamente suprime toda representación de una meta hacia la que se estuviera caminando”, dice el filósofo Hans-Georg Gadamer en La actualidad de lo bello. No son pocas las veces en que uno descubre –días después de haberlo vivido– cuán agradable resultó tal experiencia; cómo se divirtió trabajando en determinada tarea o estando en aquella reunión. En definitiva, todas escenas en que las expectativas de goce o disfrute, lejos de estar sometidas a la lógica de la utilidad, se insinuaban dispuestas a la novedad, la contingencia o la sorpresa.

El ámbito del tiempo libre muestra el intervalo que media entre estas dos disposiciones antagónicas: el negotium y el otium: la exigencia de un rendimiento útil (aun en la diversión) y la disposición auspiciosa ante la novedad, el cambio o lo diferente.

En torno de las vacaciones se suscitan las más diversas y disparatadas consecuencias. Por un lado: desenfrenos, accidentes, excesos y violencia de todo tipo; por otro: la entrega que deja paso a una nueva etapa, ese desasimiento en que uno descansa hasta de las mismas vacaciones.

* Psicoanalista. Hospital Alvarez.

Fuente:
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-161199-2011-02-01.html

Los mejores deseos en este 2011



Les deseamos a todas las buenas personas que conocemos que el próximo año tengan toda la fuerza y den lo mejor de sí mismos sin importarles que les recompensen sus esfuerzos para trabajar por un mundo mejor, en el que la paz sea posible, con justicia y equidad y en el que sobrevivan las utopías aunque parezcan (y sean) imposibles.